lunes, 10 de septiembre de 2012

FIRMANDO




Estoy firmando en El Corte Inglés. Firmando sin parar. Me encanta ver las caras que ponen los niños mientras les dedico el libro. Me observan expectantes, con auténtica devoción. Yo estoy metido en mi papel, comentando lo ilusionado que me siento de que les gusten mis historias. La comercial de Planeta, sentada a mi lado, me dice en voz baja que vaya más rápido, que hay como doscientos niños esperando su turno. Yo firmo a toda velocidad, pero me encanta charlar con los chavales, preguntarles cómo se llaman, cuáles son sus libros favoritos, sus personajes preferidos…, en fin, ese tipo de cosas. Y además los niños me observan arrobados. Los padres, en cambio, curiosamente, me observan con cierta lástima. Algunos incluso murmuran apenados: “Pobre, el calor que debe de estar pasando”. Pero se equivocan por completo, desde luego. No paso calor, si bien es cierto que sudo bastante dentro de la cabeza de ratón. No obstante, estoy disfrutando una barbaridad; de hecho, me encuentro al borde del éxtasis. Soy escritor, y firmar más de trescientos libros en un par de horas no lo hace cualquiera. Vale, los libros que firmo no los he escrito yo, y ni siquiera he leído la mayoría (y es un detalle importante, de acuerdo). Sin embargo, en estos momentos, bajo el disfraz de Gerónimo Stilton, me siento la persona más feliz del mundo.



8 comentarios:

39escalones dijo...

Te han sacado por el perfil bueno, sin duda.

José Miguel Vilar-Bou dijo...

jaja! Eso sí que es una experiencia total! te quedan bien las gafas, por cierto

roberto dijo...

Pues no te creas, Alfredo, en ese perfil se me ve un poco el micro, pero sí, estoy resultón.

roberto dijo...

Pues sí, JM, firmar más de trescientos libros en dos horas es una experiencia por la que tendría que pasar todo escritor, al menos una vez en la vida.

José Miguel Vilar-Bou dijo...

Tendré que disfrazarme de Mario Conde, que lo vi en El corte inglés de Valencia y también firma como un demonio.

roberto dijo...

Jo, y encima amenaza con meterse en política para "arreglarnos" el país.

En cualquier caso, que no escriba libros, hombre; eso hay que dejarlo a los ratones.

Marcos Callau dijo...

jejejeje Muy bueno, Roberto. No lo hace cualquiera... Un abrazo y enhorabuena por tu éxito como ratón.

roberto dijo...

Es duro ser ratón, Marcos, pero tiene sus cosas buenas...