viernes, 13 de febrero de 2009

RESEÑAS DE "LA MAREA DEL DESPERTAR" (2)

La escritora Ascen Jiménez reseña “La marea del despertar” en el número 24 de la revista Fábula:

HUMOR ONÍRICO
La marea del despertar es la segunda novela de Roberto Malo (Zaragoza, 1970); la primera fue Maldita novela (2007). Además, ha publicado el libro de relatos Malos sueños (2006) y podemos encontrar más de cincuenta relatos suyos en diversas revistas –así, Malo colaboró en el número 14 de Fábula con el relato “Por ella”-, periódicos y antologías.
Junto al mundo real –el de hacer la colada, estudiar para los exámenes o acudir al trabajo- existe otro, el de los sueños, que desde siempre ha fascinado al ser humano. Así desde la Antigüedad se han tratado de encontrar premoniciones y significado a los sueños y a los elementos que en ellos aparecen; además, han sido fuente de inspiración en las manifestaciones artísticas humanas, sirvan como ejemplos Alicia en el país de las maravillas o las diversas entregas de Pesadilla en Elm Street. También Roberto Malo, en La marea del despertar, se ha dejado seducir por esa otra “vida” del hombre. Pero empecemos por conocer al protagonista:
Jesús, un joven algo alocado de 25 años, toca el saxo en el grupo “Gracias Trío” junto a sus amigos Víctor y Mario. Poco a poco descubre que tiene la facultad de llevarse al mundo de los sueños aquello que porta cuando se acuesta, de modo que si duerme en vaqueros, descalzo y sin dinero, de igual modo aparecerá en los sueños. Sobra decir que Jesús decide experimentar con esa facultad, teniendo en cuenta, además, la capacidad que posee para recordar detalladamente sus andanzas por el mundo onírico. A partir de ahora el grueso de la novela discurre principalmente por los sueños de Jesús.
Roberto Malo construye con un alto grado de humor y detalle esa otra realidad, que a la mayoría de los humanos se nos escapa nada más abrir los ojos, y en la que destaca la convivencia de elementos y personas “reales” con objetos, seres y situaciones nada habituales.
En este mundo surrealista –no podía ser de otro modo-, Jesús adopta capacidades sorprendentes, como la de correr a una velocidad impetuosa durante horas o andar sobre el agua. También, gracias a los objetos que lleva al dormir, desempeña funciones nuevas, así cuando duerme con una videocámara se convierte en reportero de una persecución de terroristas; del mismo modo, al acostarse con su saxo, despierta en Hamelin como encargado de llevarse a todas las “ratas” del pueblo, que no son otras que “los sacerdotes, los militares, los políticos”.
El lector, de la mano de Jesús, va a encontrarse con personajes completamente fascinantes: monstruos que disfrutan de la proyección en cine de una película sobre niños espeluznantes, un copiloto de avión que ofrece un concierto a los pasajeros en pleno vuelo, un aprendiz de fantasma, un detective que busca “las tetas de una señorita” y que anteriormente trató de enseñar –sin ningún éxito- “a volar a los hombres, por sí mismos; les enseñaba a utilizar sus brazos como alas, sus piernas como motores…”.
Además, el mundo al revés está omnipresente a lo largo de toda la novela. Sirvan como ejemplos el compañero de asiento de nuestro protagonista en el avión –“un guacamayo de tonos verdes, rojos y amarillos que llevaba un pirata diminuto posado a la izquierda de su cabeza”-, la marioneta que maneja hábilmente a la titiritera o la lima que esconde un bocadillo de chorizo.
En el mundo onírico todo parece posible: uno puede arrancarse una oreja y volver a enroscársela con total naturalidad, ascender hacia el cielo agarrado a un globo gigante o ser engullido por una mesa de billar carnívora. Esta vida alternativa ofrece a Jesús un cúmulo de nuevas sensaciones, como la de ser seducido por una bella pelirroja, comerse un helado de vaca o hallarse en plena persecución policial.
Como he mencionado anteriormente, Jesús despierta en los sueños con aquello que se acuesta en la vida real. Gracias a esta capacidad, nuestro protagonista logra algo que a todos nos gustaría conseguir: traer al mundo real fragmentos de sueños plasmados en imágenes fotográficas y una secuencia grabada con una videocámara.
Jesús se encuentra cada día más atrapado por sus sueños, lo que le hace vivir situaciones que para los demás resultan absurdas; así, pregunta en varias ocasiones a sus amigos cómo visten en sus sueños, revela un carrete de veinticuatro fotos con sólo cinco empleadas o le pregunta a su amigo Víctor por sus piernas después de haber soñado que se había roto una de ellas. Pero el peligro real comienza cuando Andrés, su amigo y vecino, le pide que lo transporte junto a él a sus sueños. Acaban de iniciarse, sin ellos saberlo, en un juego donde ambos se intercambiarán los papeles de atrapado y rescatador… Y ya no puedo continuar esta reseña: el final tendrán que descubrirlo los lectores.
Roberto Malo, en La marea del despertar, indaga en un mundo realmente atractivo, dando lugar a una novela divertida, llena de humor, sorpresa y surrealismo.

ASCEN JIMÉNEZ

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡PAPÁ, DÉJATE DE BLOGGEAR Y CÁMBIAME LOS PAÑALES! QUÉ CRUZ SER HIJA DE ARTISTA... UN BESITO DE TU PRINCESA